Radiofrecuencia
Esta forma complementaria de la terapia ofrece grandes resultados y beneficios para el paciente sin ningún tipo de riesgo o, en el peor de los casos, mínimo. Reduce el tiempo de recuperación tras una lesión, ya que acelera el metabolismo celular.
La radiofrecuencia se basa en la aplicación de corrientes directas sobre los tejidos lesionados o dañados mediante diversos electrodos capacitivos y resistivos. Destaca por ser una técnica fisioterapéutica indolora que actúa a nivel extra e intracelular para activar la electricidad de las células y el tejido, consiguiendo unos óptimos resultados como la activación biológica del tejido, activación del metabolismo celular y activación de la microcirculación.
La gran ventaja de la radiofrecuencia es que dicha técnica no tiene efecto sobre los tejidos sanos, así como tampoco provoca la contracción del tejido durante la aplicación, puesto que se aumenta la temperatura desde dentro hacia afuera. Gracias a la precisión de las ondas y al hecho de poder variar la longitud de la intensidad de las mismas, es posible seleccionar de manera precisa las zonas a tratar.
Con la radiofrecuencia se consigue aumentar la oxigenación y reducir la inflamación de la zona, apresurando la cicatrización. Además, favorece la vascularización muscular, el drenaje de edemas, la reducción del dolor y la regeneración tisular, siendo un método utilizado para generar hiperemia o hipertermia a nivel profundo.
Para conseguir la estimulación desde el interior de las estructuras biológicas del organismo, la diatermia genera calor por ondas magnéticas de forma no invasiva.